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2/23/2014

V: Olvidada melodía para piano

        Míralo. Siente su mudo llanto, su lamento silenciado. Escucha el crepitar de cada una de las partes de su cuerpo. Lágrimas que es incapaz de derramar por el recuerdo de caricias que nunca existieron.
        Cuán vacío parece, solo, en su esquina. Una capa de polvo arropa su cuerpo, para que no sienta que el frío y la soledad ya hicieron mella en su ser.
        Triste armazón, ya no entonará más melodías. Una sombra tan negra como el cielo de una noche de tormenta se proyecta tras de él, testigo insobornable del fracaso.
        Ah, si pudiera morir, sin estar vivo. Ah, si pudiera soñar, sin saber dormir. Cruel ironía; el hacedor de sentimientos incapaz de sentir. Pero ¿por qué parece tan triste?
        Una pequeña ventana deja entrar la tenue luz de la luna, que baña una partitura raída y amarillenta. En ella, las hermosas manchas de tinta esperan impasibles a Dios sabe qué. ¿Acaso alguien las tocó alguna vez? ¿Acaso alguien las tocará?
        Una vieja estantería descansa junto a él, con un par de libros carcomidos descansando en su seno. Él nunca podrá tocar su piel. Ella nunca podrá escuchar su voz. Sendos compañeros de soledad, destinados a no ser.
        Y pese a todo, él se mantiene en pie, tal vez extrañando tiempo mejores que quedaron atrás, extrañando el tono de su ahora quebrada canción.
        No hay sitio para él en un mundo como éste. Fue eclipsado por el brillo y el artificio, por el ruido y el metal. Tal vez la olvidada fue la vida, y no se dieron cuenta ahí fuera.
        Ahí permanece y ahí permanecerá, inmóvil en su esquina, hasta el fin de un mundo que lo relegó a un segundo plano. El tiempo se encargará de darle una paz que él nunca pidió. Sí, el tiempo se encargará...