Lágrimas en el tintero,
y sentimiento doliendo,
y corazón volando.
Huye, cruel juglar, huye,
que yo soy nihilista.
Huye, cruel juglar,
que se me empaña la mirada.
Catorce días o tres mil vidas,
déjate caer,
que la cama es blanda
y el amor es perenne.
Que los recuerdos nos llevan
a lugares recónditos y misteriosos,
lazos incorruptibles del placer.
Y ahora el mar,
y me ahogo.
Que te calles, que no entiendo.
Que me dejes, que te quiero.
Un solo ente, un mismo cielo,
catorce días o tres mil vidas.
Lágrimas en el tintero;
empecemos a escribir
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8/16/2015
XVII: De cómo (manda huevos) la despedida hiede a amor
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